miércoles, 29 de enero de 2014

Calle Baja. Maribel Fuertes

Lo prometido es...prometido. Y así como las cosas hay que hacerlas porque merezcan la alegría y no la pena (Oscar Wilde dixit), Durban inaugura nueva etapa con la primera entrega de DurbanLee, con el poemario Calle Baja, de Maribel Fuertes:


La de Maribel Fuertes en Calle Baja es una poesía respetuosa con el lector, que no utiliza trucos ni artificios, sino que, muy al contrario, se muestra pura, directa, y utiliza un lenguaje próximo, diríase acogedor, si es que eso es posible. Se trata de una poesía que a veces no duda en rememorar otro tiempo, como en A:

             “A la dulzura de las noches oscuras
             que alumbraban mi cabeza
             despistada entre rincones.
            “A ese café
            negro y sabio
            que llena y adorna
            mis momentos”.

La primera parte está dedicada a todo aquello que reconforta a la autora, el amor, la amistad, el café, los paisajes cotidianos, y otros elementos que sirven como carta de presentación de Maribel: recuerdos inevitables de juventud y postales directas, donde destaca la atracción por lo verdadero y donde deja claro que ella es una mujer que ama, como en Cuando te beso:

            “Divino instante
            en el que mi alma
            acaricia la tuya,
            fuerza inexplicable del ser,
            desbordada por la sencillez de la tenue luz
            que cruza la habitación”.


En la segunda parte encontramos pequeñas maravillas donde se conjugan la derrota y el perdón, como en la desgarradora Cenizas, y también guiños no disimulados a postales sentimentales que forman parte de la autora, ya sean naturales (el secano, los girasoles, la estepa o la Albufera) o urbanos, como en el blues más hermoso, dedicada a Londres o su romántica y transgresora idea de Berlín:

            “Quiero pisar tu asfalto
            recién estrenado.
            Quiero ver tu muro de angustia,
            tus ruinas de derrota.
            Oírte hablar,
            que me lo cuentes todo.
            Quiero que tu fuerza me abrigue,
            que me contagies
            tu esperanza”.

Y es que Calle Baja sabe inevitablemente a canción, a movimiento de sillas en un bar repleto tomado por la niebla y el pulso humano, como en Siente cómo avanza:

            “Siente cómo avanza,
             ritmo rápido y desconcierto.
             Canción quebrada en el abismo.
             Esplendor de una década tan demoledora como triturada”.

También hay otras poesías claramente rockeras donde la autora no disimula su gusto por Jim Morrison, Bob Dylan y Lou Reed, como en Caminaba:

           “En el tráfico nocturno,
             sus pasos descarados
            hacían equilibrios
            por el lado más salvaje de la vida,
            confundiendo semáforos con
            luminosos duendes y cenicientas descalzas”.

Me atrevo a decir que si se traduce al inglés nos sonaría a The Doors o incluso a Massive Attack:

            “In the evening traffic,
             their brazen steps
             balances were
             on the wild side of life,
             Confusing traffic lights
            ashen light elves and barefoot”.

Otra de las aportaciones de la autora es su homenaje a sus héroes particulares, como Camarón, Alberti, o Federico García Lorca, en la magnífica La residencia:

            “Tablas de palma, gitano,
            ciénagas de petróleo en el río.
            Ojos sobre manos,
            bandolero a caballo.
            Relojes de gelatina transparente,
            camisas manchadas de sangre.
            Derroche de sabiduría en palabras
            pensamientos y citas”.

En definitiva, poesía en estado puro, a ras de suelo, donde la autora incluso se regala una sonrisa a si misma en Maldita Rima, donde anuncia que seguirá luchando con ella, conocedora de que siempre será su acompañante junto con el papel y la tinta. Y es que, como dice Maribel: “tranquilo, recuerda que te protegen las sonrisas”.
 

PD: La autora acaba de presentar su segundo libro, La penúltima selva, poemario que está ahora mismo en la mesita de noche de la tienda en el centro del bosque donde vive Durban y que llegará a DurbanLee en breve. Dulces sueños...










1 comentario:

  1. Esa es Maribel , pura , inteligente , sencilla y muy buena gente . Y como escribe lo que siente por obligación tiene que ser bueno.
    Maribel enhorabuena por tus libros, ya le he metido mano a La Penúltima Slva, muy bueno.

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Ponlo, dilo, grítalo, apunta, señala

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