lunes, 26 de enero de 2015


miércoles, 29 de enero de 2014

Calle Baja. Maribel Fuertes

Lo prometido es...prometido. Y así como las cosas hay que hacerlas porque merezcan la alegría y no la pena (Oscar Wilde dixit), Durban inaugura nueva etapa con la primera entrega de DurbanLee, con el poemario Calle Baja, de Maribel Fuertes:


La de Maribel Fuertes en Calle Baja es una poesía respetuosa con el lector, que no utiliza trucos ni artificios, sino que, muy al contrario, se muestra pura, directa, y utiliza un lenguaje próximo, diríase acogedor, si es que eso es posible. Se trata de una poesía que a veces no duda en rememorar otro tiempo, como en A:

             “A la dulzura de las noches oscuras
             que alumbraban mi cabeza
             despistada entre rincones.
            “A ese café
            negro y sabio
            que llena y adorna
            mis momentos”.

La primera parte está dedicada a todo aquello que reconforta a la autora, el amor, la amistad, el café, los paisajes cotidianos, y otros elementos que sirven como carta de presentación de Maribel: recuerdos inevitables de juventud y postales directas, donde destaca la atracción por lo verdadero y donde deja claro que ella es una mujer que ama, como en Cuando te beso:

            “Divino instante
            en el que mi alma
            acaricia la tuya,
            fuerza inexplicable del ser,
            desbordada por la sencillez de la tenue luz
            que cruza la habitación”.


En la segunda parte encontramos pequeñas maravillas donde se conjugan la derrota y el perdón, como en la desgarradora Cenizas, y también guiños no disimulados a postales sentimentales que forman parte de la autora, ya sean naturales (el secano, los girasoles, la estepa o la Albufera) o urbanos, como en el blues más hermoso, dedicada a Londres o su romántica y transgresora idea de Berlín:

            “Quiero pisar tu asfalto
            recién estrenado.
            Quiero ver tu muro de angustia,
            tus ruinas de derrota.
            Oírte hablar,
            que me lo cuentes todo.
            Quiero que tu fuerza me abrigue,
            que me contagies
            tu esperanza”.

Y es que Calle Baja sabe inevitablemente a canción, a movimiento de sillas en un bar repleto tomado por la niebla y el pulso humano, como en Siente cómo avanza:

            “Siente cómo avanza,
             ritmo rápido y desconcierto.
             Canción quebrada en el abismo.
             Esplendor de una década tan demoledora como triturada”.

También hay otras poesías claramente rockeras donde la autora no disimula su gusto por Jim Morrison, Bob Dylan y Lou Reed, como en Caminaba:

           “En el tráfico nocturno,
             sus pasos descarados
            hacían equilibrios
            por el lado más salvaje de la vida,
            confundiendo semáforos con
            luminosos duendes y cenicientas descalzas”.

Me atrevo a decir que si se traduce al inglés nos sonaría a The Doors o incluso a Massive Attack:

            “In the evening traffic,
             their brazen steps
             balances were
             on the wild side of life,
             Confusing traffic lights
            ashen light elves and barefoot”.

Otra de las aportaciones de la autora es su homenaje a sus héroes particulares, como Camarón, Alberti, o Federico García Lorca, en la magnífica La residencia:

            “Tablas de palma, gitano,
            ciénagas de petróleo en el río.
            Ojos sobre manos,
            bandolero a caballo.
            Relojes de gelatina transparente,
            camisas manchadas de sangre.
            Derroche de sabiduría en palabras
            pensamientos y citas”.

En definitiva, poesía en estado puro, a ras de suelo, donde la autora incluso se regala una sonrisa a si misma en Maldita Rima, donde anuncia que seguirá luchando con ella, conocedora de que siempre será su acompañante junto con el papel y la tinta. Y es que, como dice Maribel: “tranquilo, recuerda que te protegen las sonrisas”.
 

PD: La autora acaba de presentar su segundo libro, La penúltima selva, poemario que está ahora mismo en la mesita de noche de la tienda en el centro del bosque donde vive Durban y que llegará a DurbanLee en breve. Dulces sueños...










martes, 28 de enero de 2014

Vuelve MundoDurban


Mundo Durban vuelve a la carga, casi un año después de la última entrada, los que me conocéis o alguna vez me habéis seguido ya sabéis las razones. Para los que no, tampoco es tan importante. Mundo Durban continuará incluyendo todo aquello que emociona a Durban y que espera os emocione a vosotros.
Aquí encontraréis nuevas secciones que se irán introduciendo poco a poco. Una de ellas (o mejor dicho dos) es la sección bipolar Histioficciones y Fictionoticias, donde se combinarán las narraciones basadas en noticias reales y otras noticias que pudieron comenzar siendo simples narraciones.
También habrá otra sección semanal que será el Relato HiperDubreve (de no más de 100 palabras) y que estará abierta a todos vosotros (el relato deberá comenzar por la última frase del ganador semanal del concurso Relatos en cadena de la cadena Ser).
Otra sección será Callejeandur, donde se expondrán visiones, escenas y postales vistas en la calle y que a Durban le han impactado. Hay otras secciones que podréis ver poco a poco. Así que Durban os espera ansioso.

lunes, 28 de enero de 2013

viernes, 9 de marzo de 2012

martes, 5 de abril de 2011

miércoles, 23 de febrero de 2011

La segunda edición de El cielo de Malcolm ya se puede conseguir en internet:

Spontan


El grupo de teatro Spontan en su última actuación en el Sporting Club de Valencia. Teatro directo, fresco y por supuesto de improvisación, aunque absolutamente preparados..

martes, 7 de diciembre de 2010

Como sabéis, MundoDurban, es todo menos un mundo cerrado, por eso, cualquiera que produzca que produzca emoción, o sea su intención hacerlo, tiene aquí su espacio... Por eso esto y por eso todo:




Ahora


Debe ser ahora, porque sí, porque puedo, porque quiero, porque toca.

Ahora, lúcidamente, conscientemente, vivamente, proclamo mis principios:

1. El Amor, en todas sus categorías. Amar plenamente, escuchando, atendiendo, comprendiendo, poniéndose en la piel de los demás. Amor activo, amor después, amor incondicionado e incondicional. Amar la vida, la madre, los amigos, amarte, amar.

2. Justicia. De Norte y sur, entre vecinos, entre comunidades, entre edades, entre sexos. Justicia radical, de raíz: justicia con hechos, activamente, reducir desigualdades, estar al lado del débil hacia el poderoso. Siempre. No olvidarlo nunca. La razón, siempre del lado de quien sufre, de quien no tiene oportunidades, ni herramientas ni acceso a una vida digna: techo, comida, escuela. No hay otra prioridad de déficit, de prudencia, de diplomacia ni de crecimiento económico que pase por delante. La Justicia, primero. Siempre, a fondo.

3. Compromiso. Vivir de acuerdo con lo que se proclama. Tal cual. Todo empieza en uno mismo.

4. Crecimiento: aprender sin fin, escuchar, chupar, mirar, leer, interrogar. Por eso he elegido el oficio que tengo. Humildemente, siempre. Buscar el contacto directo con el otro, verlo, entenderlo y saber que siempre todos tenemos mucho que decir, mucho que ofrecer. La riqueza del conocimiento.

5. El gozo de la vida. El regalo imprevisto y el misterio infinito de qué es la vida es sin duda motivo de reflexión. Mientras tanto, cada momento es bueno para proclamar el gusto por disfrutar de los colores, de las formas, de la música. Bailar, viajar, tocar, compartir, comer, besar y ser consciente. Ser consciente en cada instante.

6. La duda creativo. Que ninguno de los compromisos firmes con la justicia, la igualdad, la dignidad, el apoyo al débil frente al poder económico, político, financiero y militar, no haga perder tampoco la vista a la capacidad de dudar, razonar, sobre cómo nos podemos organizar mejor. No hay blancos ni negros. Hay mil posibilidades. Los principios, si son firmes, hacen que no se tenga ningún miedo a debatir, a incorporar nuevas ideas, matizar otros, enriquecerse.

7. La creatividad, la reivindicación de la belleza, las formas irregulares, las emociones difícilmente encapsulables, el misterio, la esencia del amor, embriagarse hacia un nuevo sentido interior. Respirar y sentir, ir más allá de la razón, que no lo es todo ni lo tiene que querer ser.

Gracias por escucharme.
Intento ser Fiel a todo esto, ya todo lo que me dais cada día, en todo el gozo de vivir y, por encima de todo, el gozo de amar.

Fidel Masreal, autor,compañero y sobre todo, amigo

jueves, 25 de noviembre de 2010

El encuentro

No era para hablar de trabajo, ni siquiera para preguntarle cómo llevaba el hecho de concatenar contratos de tres meses por las bajas de embarazadas y compañeros estresados, ni siquiera era para preguntarle por sus últimos proyectos. Tampoco me hacía falta que me contara su último guión, ni esa idea tan buena para hacer un cortometraje. Ya lo sabía, aunque él no lo supiera. Tan sólo quería saber cómo estaba, qué rondaba por su cabeza, ahora que iba a abandonarnos, al menos a los que nos sentíamos unidos a él, al menos a mí. Le dije que pasaba a recogerlo en coche, y como era la primera vez que lo hacía en tres años de amistad, su nerviosismo era más palpable que nunca.
No íbamos al centro a tomar algo, ni a un bar cercano a comentar la situación actual, la vida, el aquí y el ahora y eso, así que, la forma de quedar, si no miedo, sí que le causaba una profunda desazón. Era la primera vez que, sin previo aviso, cruzábamos los límites de la ciudad, atravesando el río sin agua, los edificios huérfanos de oficinistas que conectaban con las naves industriales gigantes a las otras, las más pequeñas, las que combinaban las de temporada y las abandonadas, por la carretera que no llevaba a ninguna parte.
Al principio, tras algunas respuestas su último trabajo dejó una frase a medias y con la vista fija por la ventanilla preguntó: ¿Adónde vamos? Preguntó. Vamos a un lugar donde no has estado nunca. En ese momento llegó la extrañeza, y puede que hasta un poco de miedo, sólo por hacer algo que no tenía previsto, tal vez, o por estar a punto de ver algo increíble.
En ese momento de dudas, cruzamos el umbral de lo que parecía otro mundo, del gris al verde, del ruido al simple rumor, del asfalto a la tierra, a la viña, al naranjo, al campo. Te voy a llevar a un sitio donde no has estado nunca, le dije. Él, mucho más joven, continuaba perplejo, ya que lo último que esperaba de su compañero de viaje es que le alejara de la ciudad.
Después de media hora llegamos a una pequeña casa de campo familiar. Tenía una extensión de terreno donde algunos árboles perfectamente cuadriculados habían arruinado lo que hasta hacía poco era el campo de fútbol de mi infancia. En la parte posterior había una jardinera donde había plantado algunas hortalizas como si quisiera verlas crecer junto a mi futuro y algunos árboles más veteranos a los que había visto madurar y que ahora se refugiaban en sus propias sombras.
Empezamos a pasear impregnados por un ligero aroma a hierba mojada, a petunia y caléndula. ¡Hombre, pero si tienes un manzano, y un granado, y una higuera, y hasta un olivo! Entonces los dos empezamos a recorrer el terreno, tocando con las manos y oliendo como si fuéramos científicos las cañas de bambú, las enredaderas, los sauces llorones, los jazmines y muchos otros pequeños tesoros a los que tanto quería, pero que desconocía casi por completo.
Como toda buena conversación, habíamos comenzado por lo general para pasar a lo concreto, de las flores al tallo, de las pinchas al sentimiento, del alquitrán y el acero a los perfumes y propiedades de algunas plantas, del cerebro al corazón. ¿Cómo sabes tantas cosas de las plantas?, le pregunté. Yo no sé nada, el que sí sabía era mi abuelo, lo poco que sé se lo debo a él. Me enseñó a distinguir entre una mala hierba y una esparraguera como ésta. Es una planta que tiene espinas, que tiene un color muy feo, pero que si la dejas crecer, te dará espárragos. Siempre había pensado no era más que una mala hierba, contesté. Las apariencias engañan, y seguramente si alguna vez te has pinchado con una, en el futuro no querrás saber nada de ella. Eso también pasa con muchas personas. El perdón no está de moda. Solemos pensar que hay demasiada gente en el mundo como para intentarlo de nuevo con alguien que te ha decepcionado una vez. Algunos pinchan porque no quieren ser arrancados por alguien que no tenga ni idea de plantas. Como tú, dijo. Sí, tienes razón, aunque a veces haya sido yo el que me haya sentido como una esparraguera.
¡Y también tienes tomates rastreros, de caña y hasta pimientos de padrón! Claro, le dije. Supongo que es una manera de tratar de responsabilizarme de algo, o de mí mismo. Continuamos hablando de lo que había aprendido de su abuelo. Tenía una calma que llevaba al extremo, dijo, tanto que a algunos les podía parecer desinterés, pero lo cierto es que la vida le había enseñado a no desesperarse ni a correr más de lo necesario. Él vivió en una generación labrada en el esfuerzo, en el sacrificio, entendido como el significado más puro que esta palabra tiene. Nunca quiso implicarse en política, pero en la época convulsa en la que vivió, cuando apenas tenía veinte años, saber leer y escribir, le convirtió en alguien importante a su pesar. Y pagó por ello. ¿Y eso?, pregunté. Estuvo en la cárcel. Mucho tiempo. Por enseñar a leer y escribir a mucha gente.
Se hizo un silencio y no quise preguntar más. Sé lo que quieres decir. También vi el sufrimiento en mis abuelos. Ellos trataban de esconderlo, para que nos diéramos cuenta, pera que fuera algo suyo, privado, pero yo siempre supe leer en sus ojos. Parece que dentro de poco este sentimiento se perderá. ¿El sufrimiento?, preguntó. Sí, y también el perdón, porque si de algo estoy seguro es que todos tuvieron que perdonar mucho, aunque no quisieran.
A mí me enseñaron lo que era la entrega total a la familia, a que comiera siempre un poco más de lo necesario, aunque ya no tuviera hambre, a que descansara, aunque ya no estuviera cansado… Era un pensamiento y una forma de actuar primaria, como el de una loba que pensara que mañana ya no encontraría qué darnos de comer, que mañana ya ni siquiera tendríamos tiempo de descansar…
Te entiendo, dijo. La conversación derivó entonces hacia todo aquello que habíamos aprendido de nuestros abuelos, que eran, al fin, las cosas más importantes de la vida. No, la propia vida. Después, con las manos llenas de tierra de haber transplantado una tomatera de su antigua ubicación a otra, decidimos volver a la ciudad. Apenas hablamos durante el viaje de vuelta. De las viñas y los naranjos, de nuevo al asfalto. Del campo a la ciudad, cruzando el mar de naves desiertas y el río sin agua. Los dos estábamos seguros de que aquella conversación había sido la más importante que habíamos tenido nunca. Nos habíamos abierto por fin y habíamos aprendido el uno del otro como nunca. Ahora sabíamos que teníamos muchas cosas en común, pero sobre todo, la más importante, el saber que lo poco que habíamos aprendido lo habíamos hecho de nuestros mayores.

Dedicado a Pablo Esparza y a su amor por el campo

viernes, 24 de septiembre de 2010

jueves, 15 de abril de 2010

La ceniza de un volcán altera el tráfico aéreo de Europa




Varios aeropuertos de Reino Unido, incluido Heathrow (el mayor en tráfico en el mundo), Noruega y Suecia, suspenden vuelos por el humo y la ceniza


lunes, 16 de noviembre de 2009

LA NOCHE DE KERBALA

Prólogo




Quiero morir. Morir, sí. Crecer como sólo ellas lo saben hacer, hasta que ya no pueden más. Cambiar de color, de forma tal vez, y como ellas, llenarme de viento estelar hasta desintegrarme. Quiero morir para iluminar todo como no lo había hecho nunca aunque sólo sea un instante. Quiero morir para que mi fin sea un principio infinito, para tratar de vivir como ellas, como las estrellas, pero no para que mi brillo regale vida durante miles de años, sino tan sólo unos pocos segundos, no como lo haría Orión. Creo que ya he empezado. De pronto mi fe de no creer en nada se ha esfumado. Al menos estoy segura de que los que ahora me reciben son ángeles que me dan la bienvenida. Hay algo peor que estar muerto, es estar vivo y no desearlo. Quiero morir, y voy a empezar a partir de ya. Aunque esto es mucho más extraño de lo que pensaba. Estos rostros que me observan deben de ser los ángeles que acogen a los que nos morimos y no sabemos cómo hacerlo.




El cuerpo de Lola yacía desordenado en el suelo, en una figura que desafiaba la resistencia de sus músculos y articulaciones. Nada extraño en un muerto, que adopta posiciones ridículas, consciente que el mundo en el que la observan ya no le pertenece. Pero Lola no estaba muerta, al menos, por ahora.

miércoles, 17 de junio de 2009

Durban quiere presentaros un documental de un gran profesional, pero sobre todo amigo, Nacho Rodríguez. Se llama Utopía, y según su autor "relata las vidas de seis amigos que practican deporte a su modo y disfrutan de la vida como pocos". Dicho así suena bastante normal, pero se trata sólo la modestia mal entendida de Nacho.
Durban y yo os podemos decir que Utopía es una fantástica aventura de superación personal, de amistad, de amor, de alegría de vivir... No es lo más importante, pero los protagonistas son personas con alguna minusvalía física que demuestran cómo las ganas de vivir puede llevar a cualquiera a realizar sus sueños, desde competir en unos Juegos Olímpicos, a volar (así, literalmente), o simplemente, ir en bicicleta sin utilizar las piernas...


En definitiva, Utopía es el resultado de un gran esfuerzo por mostrar lo que mueve la vida: la emoción, el sentimiento, el corazón....


Aquí os dejo el tráiler:

martes, 26 de mayo de 2009

Cerca del Sol


El transbordador Atlantis está en tránsito solar...
Es decir, que tiene al Sol a su espalda (o en frente, según se mire...)
...y eso que está a millones de años luz pero,
...si estuviera en el Atlantis estaría emocionado,
...y bastante a...

lunes, 18 de mayo de 2009

Sin duda, uno de los poemas más bonitos que se han escrito, del maestro Mario Benedetti, el muy bribón ha decidido abandonar este mundo, de momento, me imagino, como siempre...Mi más sincero homenaje:

TÁCTICA Y ESTRATEGIA
Mi táctica es mirarte
aprender como sos
quererte como sos.

Mi táctica es hablarte y escucharte
construir con palabras un puente indestructible .

Mi táctica es quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé con qué pretexto
pero quedarme en vos .

Mi táctica es ser franco

y saber que sos franca
y que no nos vendamos simulacros
para que entre los dos
no haya telón ni abismos.

Mi estrategia es en cambio
más profunda y más simple.

Mi estrategia es que un día cualquiera
no sé cómo ni sé con qué pretexto
por fin me necesites.

martes, 14 de abril de 2009

Magnificent

Increíble la nueva canción de U2. A Durban y a mí nos ha encantado










I was bornI was born to sing for you
I didn’t have a choice but to lift you upAnd sing whatever song you wanted me to
I give you back my voice
From the womb my first cryit was a joyful noise

Only LoveOnly love can leave such a mark




Simplemente Magnífica

jueves, 2 de abril de 2009

Tengo una pregunta


¿Por qué no nos conformarnos con vivir?
Con el hoy, digo,
con el innecesario ahora que,
zeta que zeta,
acostumbra a llamarnos sin parar...

¿Por qué no descansar, dormir y no encontrate en cada pared,
en cada minúscula cicatriz que se engarza en sitios insospechados?

¿O simplemente aceptar lo que hay, hay, esto es,
y no lo otro, ni lo que tuviste, ni ese momento donde estabas?
¿Por qué esperar algo de alguien, nada de nadie,
todo de ti,
casi todo de casi nadie?

¿Por qué conformarme con seguir sentado y ver pasar los coches desde mi terraza esperando que sean los demás los que cambien,
que aquí no pasa nada, que no les conozco,
que no me importan, pues eso,
que ya no debo esperar nada de nadie,
ni algo de alguien, ni nada de nadie?

Cuando abro un libro sólo hay una mancha azul en el centro de cada página
descubriendo que no he sido yo, sino tú la que te has ido....

¿Por qué el pasado siempre está repleto de cosas, de cadenas, de lo nuestro,
de muros que no conocí y que me señalan,
de un campo verde y azul y girasoles,
con su movimiento siempre suave que tanto me gusta?

¿Por qué el aroma de la alegría se me atraganta y se queda pegado a mi nuca?
¿Por qué huelo a café si sólo lo tomaba contigo y elrincón de mi alegría se quiere mudar allá donde estés?

Ese suspiro era mío sin serlo ni desarlo, pero se apoderó de él,
como una abeja de su flor, como un delfín de su mar,
como el blanco de sus nubes...

¿Por qué tengo que conformarme con lo que tengo?
¿Por qué deseamos recibir afectos si estos son los más difíciles de recibir y en cambio la culpa se te pega al alma sin vacilaciones?

¿Por qué recorro las calles que tú recorrías,
esperando que aparezcas y me dejes en esta vida que no es vida,
es esta existencia que no es existencia,
en esta supervivencia obligada, si aún huelo tu aliento,
porque es el tuyo y no otro,
porque está conmigo y no con otro, por qué,
...zeta que zeta, soy más invisibe que tú, aunque siga aquí?
buscándote...
esperándote...

viernes, 28 de noviembre de 2008

Al otro lado es una historia de casualidades, de destinos entrecruzados, que son muchos y uno a la vez, y que en la mayoría de los casos sólo conducen al infortunio. Es el ejemplo más claro de lo que significa estar en el lugar equivocado en el instante equivocado. También es la historia de la voluntad de querer darle la vuelta a un destino no deseado. Desde una prostituta turca que decide salir de la calle con la ayuda de un jubilado hasta una activista kurda que huye a Alemania, harta de la propia presión de los suyos, o un hijo que decide perdonar a su padre. No desentrañaré más de la trama, sólo diré que aunque aparentemente no existe un hilo conductor, la acción obligará a los personajes a que intenten cambiar del resto.
Al otro lado le debe mucho a Before the rain, y en menor medida a Babel.
Trata de dos sentimientos que no están de moda y que no tienen muy buena prensa. La culpa, por hacer algo que debería haber hecho otra persona o por haber recibido un daño que no estaba destinado a nosotros. Pero el más importante, el que se echa en falta en estos días de furia, es el perdón.
Bookmark and Share